
Por experiencias vividas, creo que en ocasiones la Administración deja en manos de ONGs, asociaciones, empresas privadas, etc.… la gestión de diversos servicios a la sociedad. Lo podemos ver continuamente, por ejemplo, en la atención a los inmigrantes, a la infancia y a la tercera edad.
Es una forma de quitarse trabajo de encima y reducir el gasto público. Lo primero lo consiguen pero lo segundo no. ¿Por qué? Porque el gasto que debía ir destinado a atender las necesidades de los colectivos más necesitados, en ocasiones, se gasta en otros ámbitos que sólo repercuten en unos pocos.
En mi concepto de administración, el ciudadano (ciudadana) debe sentirse protegido por quienes están al frente de las instituciones. Para eso les elegimos ¿verdad? La presencia de la Administración en determinados sectores de la sociedad nos permite tener una mayor confianza en quienes están al frente de Ayuntamientos, Diputaciones, Gobierno, etc. No quiero decir con esto que el Estado deba estar presente de modo dictatorial a cada paso que demos en nuestra vida. No. Ni una cosa ni otra. En su medida, cumpliendo con el papel que la sociedad les asigna con los votos.
Todo esto se ve agravado cuando la Administración es echada en falta en un ámbito como el de la seguridad. Algo de eso está pasando en Sestao. Una de las zonas más degradadas de la localidad vizcaína está siendo golpeada por la delincuencia. Son muchas las razones del aumento de delitos en la zona y no vamos a entrar en detalle porque ese no es el tema. La cuestión es que los vecinos de esa zona se quejan de la escasa presencia policial y de que el Ayuntamiento no está haciendo nada por evitar que esas calles se conviertan en auténticos guetos de marginación. Por ello, han decidido hacer lo que la Administración debería hacer y se han organizado en patrullas para vigilar por las noches los puntos más conflictivos.
Es una situación peligrosa que puede agravar la situación en lugar de solucionarla. Pienso que tomarse la justicia por su mano no es algo positivo, pero ¿qué haríamos si continuamente nos estarían desvalijando comercios, bares o viviendas? ¿qué haríamos si tuviéramos un hijo o hija que cada fin de semana vuelve tarde a casa y se tienen que enfrentar a situaciones de riesgo? ¿qué haríamos si cada día en frente de nuestro portal se pondrían a traficar con drogas? Pienso que hay que ponerse en la piel del otro para poder entender determinadas decisiones aunque estás no sean las mejores.
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