
A pesar de que nos encontramos en pleno siglo XXI son todavía muchos los lugares en los que escritores y escritoras son perseguidos, encarcelados e incluso asesinados. Estas personas se ven obligadas en ocasiones a marcharse de sus países y aislarse en refugios itinerantes que aprovechan para ir dando charlas y conferencias para denunciar su situación.
Cuando hablamos de un tema de este tipo seguro que estamos pensando en países como China, Cuba, Taiwán, Irán, Irak, Turquía, Sudán, Argelia,…pero la realidad es que hay países, lo de la “democracia occidental”, en los que también se dan casos de este tipo. Italia y Rusia son claros ejemplos de ellos. Es muy habitual oír en televisión o leer en prensa como algún escritor o escritora opositor a Putin o a sus secuaces es amenazado o es tiroteado a la puerta de su casa. En las últimas fechas hemos conocido como el escritor italiano Roberto Saviano está amenazado por la mafia napolitana y ha tenido que huir de su país tras escribir Gomorra. Un libro que denuncia el poder, en ocasiones consentido por las autoridades, que tiene la mafia en determinadas zonas.
Pero estos son casos muy concretos y conocidos porque ocurren en países “desarrollados”. Hay artistas que llevan años perseguidos en países de los que poca información nos llega. Hay asociaciones que intentan dar a conocer estas situaciones pero se queda en nada. Simplemente unos datos que salen en televisión cuando anualmente se presenta el informe y poco más. Luego nos olvidamos. Ya casi no se habla de Salman Rushdie ni de sus versos satánicos.
Ya no sólo se trata de una violación de derechos humanos, ni siquiera de sólo una eliminación de la libertad de expresión. Se trata de una prohibición del arte. Y es que el mundo ha girado y gira en torno al arte. La vida gira en torno a libros, música, esculturas, teatro, cine. Sin arte no hay mundo y sin mundo no hay vida.
Cuando hablamos de un tema de este tipo seguro que estamos pensando en países como China, Cuba, Taiwán, Irán, Irak, Turquía, Sudán, Argelia,…pero la realidad es que hay países, lo de la “democracia occidental”, en los que también se dan casos de este tipo. Italia y Rusia son claros ejemplos de ellos. Es muy habitual oír en televisión o leer en prensa como algún escritor o escritora opositor a Putin o a sus secuaces es amenazado o es tiroteado a la puerta de su casa. En las últimas fechas hemos conocido como el escritor italiano Roberto Saviano está amenazado por la mafia napolitana y ha tenido que huir de su país tras escribir Gomorra. Un libro que denuncia el poder, en ocasiones consentido por las autoridades, que tiene la mafia en determinadas zonas.
Pero estos son casos muy concretos y conocidos porque ocurren en países “desarrollados”. Hay artistas que llevan años perseguidos en países de los que poca información nos llega. Hay asociaciones que intentan dar a conocer estas situaciones pero se queda en nada. Simplemente unos datos que salen en televisión cuando anualmente se presenta el informe y poco más. Luego nos olvidamos. Ya casi no se habla de Salman Rushdie ni de sus versos satánicos.
Ya no sólo se trata de una violación de derechos humanos, ni siquiera de sólo una eliminación de la libertad de expresión. Se trata de una prohibición del arte. Y es que el mundo ha girado y gira en torno al arte. La vida gira en torno a libros, música, esculturas, teatro, cine. Sin arte no hay mundo y sin mundo no hay vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario