
El pasado martes iba en el coche hacia casa. Todavía no era mediodía. Un día de luz. La radio me entretenía con una serie de reportajes sonoros. De repente, el locutor advirtió; "tenemos que hablar de muy buena música y de una pésima noticia". En ese momento comenzó a sonar los acordes de "La chica de ayer". La luz se empezó a disipar y una mirada vidriosa intentaba seguir atento a la carretera. Antonio había muerto.
Era una noticia que no debería sorprender pues todos conocíamos su estado de salud pero aún así, para la gente que nos gustaba su música, ha sido un duro golpe. O al menos para mí. Uno tiene una edad en la que comienza a apreciar las cosas que han ido caminando paralelas a mi historia. Y la música de Antonio Vega forma parte de la banda sonora vital de mis treinta y tantos.
Llegué a mi destino y en ese momento sonó el teléfono. Vero me llamaba para ver qué tal la mañana. Para ver si estaba ya nervioso ante la disputa de la final del día siguiente. "Se ha muerto Antonio Vega. Tengo ganas de llorar" le comenté. En esos momentos no había final, ni colores ni equipo que me importasen. La vida vale mucho más que todo eso. Y Antonio formaba parte de mi vida. Cuántas veces, en los malos momentos, habré escuchado canciones como El sitio de mi recreo, Lucha de gigantes, entre otras. Quizás es timidez que le hacía siempre mirar hacia abajo me ha hecho sentirme identificado con él. Y es que las apariencias engañan y uno tiene menos vergüenza cuando tiene que subir a un escenario o cuando camina por la vida.
Hacía un par de días y como preparatorio a la compra del nuevo disco de Antonio que va a salir y que recoge su última gira por teatros me compré una recopilación... ¡maldita casualidad! Llegué a casa, lo cogí y lo puse en la cadena mientras cerraba los ojos en el sofá. Quería escuchar un par de canciones, en forma de modestísimo homenaje pero, al final, escuché todo el disco. Una gran sensación. Sabía que antonio no había muerto. Al menos el Antonio que quiso ser. Ese artista que quería compartir sentimientos tan profundos en un mar de letras fáciles que hacen las delicias de los menos exigentes. Antonio, ese chico triste y solitario seguirá en mi vida. Y en los momentos de nostalgia y de blanco y de blanco y negro será mi banda sonora.
Una cosa me sorprendía de Antonio Vega. Su físico se iba deteriorando pero me daba la sensación de que su voz se mantenía a pesar de las dificultades. Era como si su interior era el de siempre pero la cáscara que lo protege se iba marchitando. Sensación triste y angustiosa si lo pensamos friamente ¿verdad? Como me comentó Javi (otrocine.com) Antonio ha pasado a ser "un chico de ayer". Me imagino que se refería a que lo mismo que su canción La chica de ayer se considera la canción española más importante de los 80, él va ser uno de los exponentes máximos de la historia del Pop nacional. Pero va seguir siéndolo de hoy y de mañana. Que te vaya bonito.
1 comentario:
Que gran homenaje al chico triste y solitario. Por derecho propio ya ha entrado en la eternidad.
Gracias por tus palabras. Conocer a gente como tú siempre es un verdadero placer. Espero verte algún dia de estos.
Y no abandones nunca la trinchera. No olvides que el enemigo siempre está cepillando la chaqueta del poder. Pero a nosotros nunca nos engañaron.
Cuidate amigo
Publicar un comentario